Las personas que no desayunan antes de ejercitarse tienen niveles más bajos de insulina, lo cual obliga al organismo a usar más grasa del tejido adiposo y de los músculos como combustible, de acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bath.
El estudio, publicado en el American Journal of Physiology, demuestra que la ingesta de ciertos alimentos afecta la cantidad de grasa que quemamos y cómo el ejercicio en ayunas impacta los cambios moleculares en las células adiposas o grasas del cuerpo.
Los investigadores analizaron a más de nueve hombres con sobrepeso y el impacto que tenía en ellos realizar ejercicio en ayunas y con desayuno, por lo que se les pidió que caminaran durante una hora en una cinta en dos días diferentes.
En el primer día los participantes realizaron esta actividad sin haber consumido alimentos durante varias horas y en el segundo día realizaron la misma actividad pero tuvieron un desayuno rico en carbohidratos y alto en calorías.
El desayuno contenía alrededor de 600 calorías y consistió en tostadas, mermelada, cereales, leche y jugo de naranja.
Los resultados de las muestras adiposas tomadas tanto antes como después del ejercicio muestran que tanto la expresión del gen PDK4 como la del HSL aumentaron después del ayuno y disminuyeron después de comer.
Lo que quiere decir que un aumento en el regulador clave del metabolismo energético (PDK4), indica que la actividad física en el ayuno ocupaba las reservas de grasa del cuerpo para tener energía.
Mientras que la hormona encargada de descomponer las reservas de grasa en los mamíferos (HSL), también aumenta típicamente cuando el tejido adiposo o la grasa del cuerpo usa energía almacenada para soportar una mayor actividad física.
Por su parte Dylan Thompson, profesor de fisiología humana en el Departamento de Salud de la Universidad de Bath explicó en un artículo publicado por la Universidad que este estudio demuestra que el tejido adiposo responde al ejercicio cuando ha ayunado, pero que la alimentación atenúa estas respuestas.
Dada la dirección y la naturaleza de estos cambios, el ayuno antes del ejercicio parece provocar cambios más favorables en el tejido adiposo que hacer ejercicio después de comer.
Los investigadores explican que un aumento de la grasa en la sangre después de una comida puede no ser tan beneficioso para lograr los objetivos que se desea conseguir para bajar de peso.
Sin embargo, el ayuno en el ejercicio no es recomendable para todo tipo de personas en especial para los pacientes diabéticos, pues esto les podría traer graves consecuencias en vez de beneficios a su salud.
Por: El Botiquín.