“Decidimos enfocar gran parte de nuestra atención en el canal del río Tijuana, que fue el hogar de unas 1,000 personas, la mayoría deportados de EE. UU. que estaban bajo un riesgo de infección de VIH extremadamente alto por compartir agujas para inyectarse heroína y por vender sexo”.
La policía y los médicos forenses revisan el cuerpo de un hombre que murió aparentemente por una sobredosis de drogas en una sección del canal del río Tijuana conocida como “El Bordo”. El canal es el hogar de cientos de personas que se inyectan drogas y tiene un porcentaje relativamente alto de VIH/SIDA
El trabajador sexual Óscar Villareal, de 28 años, espera clientes en una plaza de Tijuana. En Tijuana, los hombres gay y las mujeres transgénero tienen las tasas más altas de infección del VIH de todos los grupos. Vender sexo aumenta aún más el riesgo, al igual que fumar cristal, un fuerte afrodisíaco usado por muchos de los trabajadores sexuales de la ciudad, incluyendo a Óscar.
“Nos esforzamos por hacer que los lectores se preocuparan por las personas que presentamos, para que los vean como humanos en vez de como animales salvajes…
Óscar Villareal recibe una mirada de admiración en un bar de la zona roja de Tijuana. Óscar se hace llamar Beto de día y busca clientes como hombre gay en una plaza local, pero en la noche se convierte en Alessandra y trabaja en clubes nocturnos y en las calles de la zona roja.
… para comprender que eran capaces de cambiar y que era importante que las comunidades los ayudaran a mantenerse sanos”.
La trabajadora sexual transgénero Fernanda Sánchez fuma cristal en su habitación de la pensión de la zona roja de Tijuana. Fernanda compró el cristal a la vuelta de la esquina en paquetes de $3 dólares, cada uno de los cuales contenía una cantidad suficiente como para drogarse con un amigo. En noviembre de 2014, la prueba de VIH le dio positivo. Ella dijo que no le preocupaba mucho vivir con el virus y no buscó tratamiento inmediatamente.