En la primera entrega de la película Nymphomaniac (Lars von Trier, 2013), la mejor amiga de la protagonista (Joe) le dice a esta última que “la clave del sexo es el amor”. Pese a que hombres y mujeres podemos llegar al clímax sin necesidad de estar enamorados, hay evidencia científica de que, efectivamente, la experiencia sexual es mejor cuando hay amor, al menos en lo que respecta al placer femenino.
Por ejemplo, en una investigación realizado en 2014 por sociólogos de la Universidad Estatal de Pensilvania, la mayoría de las mujeres dijo que el amor las volvía más desinhibidas, dispuestas a explorar su sexualidad y hacía que el sexo fuera más placentero físicamente.
Por su parte, las imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) han demostrado que el orgasmo tiene que ver más con el cerebro y los sentimientos que con el cuerpo.
Al respecto, investigadores de la Universidad de Ginebra en Suiza y la Universidad de California Santa Bárbara publicaron en 2008 un estudio donde le pidieron a un grupo de mujeres heterosexuales que calificara la intensidad del amor por su pareja, así como la calidad, facilidad y frecuencia de sus orgasmos. Una región del cerebro llamada ínsula —que se relaciona con la recompensa y la adicción— mostró mayor actividad aquellas mujeres que manifestaron estar más enamoradas de su pareja y satisfechas con la calidad de sus orgasmos. Esto sucedió justo en los instantes en los que el nombre de la pareja en cuestión aparecía con demasiada rapidez como para ser notado, pero suficientemente lenta para evocar una respuesta subliminal en el cerebro.
Por: Tangible.