Empieza a derretirse la capa de hielo más fuerte y vieja del Polo Norte
Este año, ya en dos ocasiones han aparecido grietas en el bloque de hielo más macizo de todo el Polo Norte, de acuerdo con las autoridades danesas en Groenlandia. Esta es la primera vez que sucede esto desde que se tienen registros.
Científicos noruegos están seriamente preocupados por el derretimiento de la capa más resistente de hielo en el Ártico.
De acuerdo con los datos recogidos por los científicos daneses y de otras nacionalidades que estudian el hielo en la isla de Groenlandia, este año ya se han presentado dos episodios en los que ese hielo, supuestamente el último en empezar a agrietarse, ha comenzado a sufrir procesos de deshielo.
De acuerdo con la estación climatológica Kap Morris Jesup, la semana pasada se presentaron records de temperatura de 17 grados y vientos cálidos, que ocasionaron, por segunda vez en el año, la ruptura de una de las placas de hielo más antiguas y resistentes del Polo Norte.
El movimiento fue captado por satélites de la Nasa y, de acuerdo con Peter Wadhams, el director del Grupo de Física del Océano Polar de la Universidad de Cambridge, “el hecho de que se haya vuelto móvil quiere decir que este último rincón de hielo pesado se está convirtiendo en una trozo de hielo como cualquier otro en el ártico”.
El científico le explicó al diario The Independent en el pasado, la mayor parte del hielo ártico era un acumulado de varios años, pero que, debido al calentamiento global, ese tipo de placas cada vez son más reducidas.
“La única zona en la el hielo con capas de diferentes años había sobrevivido era en el norte de Groenlandia, pero este relicto ahora se ha abierto y se está alejando de la costa”.
Ruth Mottram, del Instituto Meteorológico Danés, explica que “la presencia de aguas en la costa norte de Groenlandia es inusual.
Esta área ha sido llamada “la última área de hielo”, pues se ha sugerido este será el último lugar de hielos perpetuos del Ártico”.
Esta condición se presenta gracias a la presencia de la Corriente de Flujo Subártica, que empuja el hielo desde Siberia hasta esa región con fuerza, lo que permite que allí el hielo se compacte.
Walt Meier, del Centro Nacional de Hielo y Nieve de Estados Unidos, le explicó al diario The Guardian que allí arriba, el hielo no tiene a donde más moverse y por ello se acumula.
“En promedio, tiene más de cuatro metros de ancho y puede acumularse en bloques de 20 metros de de ancho o más”.
Esa enorme masa de hielo no puede moverse fácilmente.
“Sin embargo, el pasado invierno (entre Febrero y Marzo) el viento logró alejar estas capas de hielos del borde costero con facilidad”, explicó.
Durante esas fechas, de acuerdo con los datos de la estación climática Kap Morris Jesup, hubo diez días en los que las temperaturas se situaron por encima de los 0 grados y vientos cálidos, una situación anómala pues normalmente en esa época las temperaturas no superan los -20 grados.
“No podría decir durante cuanto tiempo se mantendrá flotando este parche en aguas abiertas, pero inclusive si se cierra en días próximos, el daño ya estará hecho: el hielo grueso y viejo ya habrá sido alejado de la costa, a un lugar en el probablemente se derretirá más facilmente”, añadió.
El Servicio de Hielo Noruego muestra que la cobertura helada del Ártico de esta semana es 40% más pequeña comparada con los registros de la cantidad de hielo en la región de los últimos 37 años (desde 1981).
El derretimiento de los Polos no solo afecta gravemente la alimentación y supervivencia de especies como el oso polar, sino que amenaza con acabar con la corriente marinas más importante para regular el clima mundial: la corriente del Golfo. Esta cinta de agua cálida, que recorre todo el planeta, está en su momento más débil de los últimos 1.600 años, de acuerdo con dos estudios publicados a comienzos de año en el journal Nature.
Al derretirse el hielo en los Polos, la corriente pierde potencia, lo que podría tener devastadores efectos como el aumento de los niveles del mar en las costa Este de EStados UNidos, tormentas y olas de calor sin precedentes.
Fuente: El Espectador