– El jueves siete de julio, todo lo desencadenó una sesión del Segundo Tribunal Colegiado en Tepic, al conceder amparo al joven Germán y ordenar su puesta en libertad.
Un día después, a eso de las 10 de la mañana, el muchacho era notificado: ese día se iría a su casa, dejaría la penal, donde había permanecido siete años.
Germán estaba más que sorprendido, la noticia le caía de golpe. No entendía. No creía. Consiguió que se avisara por teléfono a sus familiares, que más tarde arribaron afuera de la prisión estatal. Por la noche, Germán cruzó la última puerta metálica de la cárcel. Era libre. Y fue recibido con abrazos, lágrimas.
“Estamos muy felices, es hora que todavía no me repongo de los nervios”, indica a este reportero la mamá de Germán, emocionada en una breve conversación por teléfono.
Pero el caso de Germán representa un ejemplo de alerta por el riesgo que implica prestar un celular, por el mal uso que puede dársele. Hay que advertir en las familias.
Por teléfono al anochecer de este lunes, el propio Germán reconstruye lo vivido el viernes ocho:
“Como a las 10 de la mañana me llamaron a la barandilla. Estaba una licenciada que iba de parte de un magistrado y me dijo que ese día saldría libre; le firmé varios papeles. Yo no entendía eso del amparo. No sabía nada. ¡A poco sí!. Todo me cayó de sorpresa”.
Germán regresó a su trabajo en el diseño de cintos de pita fina. Pidió que su familia fuera avisada y se le contactó por teléfono. Alrededor de las seis de la tarde, cuando se efectuaba el pase de lista para llevar a los reos a celdas, le comunicó a un custodio su situación y éste verificó el dato por radio: así era, Germán debía ir nuevamente a barandilla.
“Ahí estuve hasta como a las 10:30 de la noche, con otros cuatro muchachos que también saldrían libre, pero por otros asuntos”.
– ¿Quién te recibió al salir?.
– Estaba mi mamá, mi hermana y dos sobrinas. Nos abrazamos. Les decía que no lloraran, pero la verdad llorábamos de felicidad. Esto que me sucedió fue muy injusto porque estuve siete años en la cárcel, pero gracias a Dios se demostró mi inocencia.
Muchas cosas pasaron durante su estancia en la penal: a los meses murió su abuelo, a quien veía como papá, y otro familiar cercano falleció en un accidente.
Germán acepta que está viviendo con una sensación de miedo, “como asustado”, pero recibe todo el apoyo familiar. Dice que en los últimos días ha realizado algunos trámites en cuanto a documentos, porque en el próximo ciclo escolar le gustaría estudiar enfermería.
UNA ALERTA PARA TODOS
En su caso se sorprendió cuando en el año 2009 fue entrevistado por policías estatales y luego se le requirió para emitir una declaración ministerial, respondiendo interrogantes en torno a su teléfono. Sin ningún problema reveló la fecha y hora aproximada en que uno de sus amigos le pidió prestado el aparato y se lo facilitó. Jamás se imaginó que de su número se haría por lo menos una llamada a la familia de una persona secuestrada.
Y ahí empezó su terrible experiencia. No llegaba a los 20 años.
Su versión de que no tenía relación con el delito, que actuó de buena fe al prestar su celular, no fue atendida.
Al rendir su declaración preparatoria ante un juzgado penal, insistió:
“De la misma manera señalo que no es cierto que presté mi teléfono celular (…) para que negociaran el rescate del joven”…
Al paso de los años se le dictó sentencia condenatoria por 20 años, confirmada por la Sala Penal, y como última instancia el despacho del abogado Alfonso Nambo presentó un amparo directo, que recayó en el Segundo Tribunal Colegiado.
El pasado siete de julio, los magistrados de Circuito David Pérez Chávez, Gabriela Guadalupe Huízar Flores (ponente del estudio) y Germán Martínez Cisneros votaron por unanimidad un amparo a favor de Germán.
“…en el caso de que se formulen conclusiones acusatorias, se debe precisar cómo intervino el sujeto en términos del artículo 13 del Código Penal; que es precisamente lo que se ha venido señalando como incumplimiento por parte del órgano de acusación”, indica una parte de la sentencia favorable.
Para el Tribunal Colegiado, a lo largo del proceso no quedó clara, con evidencia, la supuesta participación del joven en el secuestro:
“…como se ha venido destacando en la presente resolución, durante todo el proceso penal no se estableció la forma de participación del quejoso con base en las circunstancias que se le vincularon, es decir, el haber prestado un teléfono y haber realizado una llamada al C4, lo cual hace que esa circunstancia no sea subsanable en las conclusiones, ya que sus deficiencias no es sólo formal o de contenido, sino el defecto del proceso que se ha destacado no puede ser corregido en las conclusiones acusatorias, dado que éstas no pueden contener cuestiones que no estén dentro del proceso”.
Germán ahora es libre.
El nombre utilizado en esta nota no corresponde al real.
Según su narración, en los últimos días ha insistido a sus familiares, para que jamás presten su celular. Y acepta hacer público su caso para que en las familias se tomen precauciones, especialmente con los niños y jóvenes
“A nadie debe prestársele el celular. Lo que me pasó a mi debe servir de experiencia a más gente, en especial a los jóvenes. Es algo injusto que haya estado siete años en la cárcel, pero gracias a Dios se demostró que soy inocente”.
Con información de Lado.mx