En los últimos 20 años el salario mínimo se ha mantenido sin crecimiento real y las prestaciones extrasalariales se han limitado a beneficios que están más enfocados en beneficiar a las grandes plantas industriales que a los obreros que laboran en ellas, indicó un estudio de la investigadora Clara Jusidman Rapoport publicado en 2011.
Alimentación
Un obrero puede trabajar de lunes a viernes, ganar 200 pesos por día trabajando 8 horas diarias en una planta y recibir el beneficio de que le den de comer dentro de la fábrica y le proporcionen transporte. Todos los días lo llevan de la colonia donde vive a su lugar de trabajo y viceversa.
Sin embargo, el hecho de que reciba comida dentro de la empresa también le beneficia al patrón, ya que en otro esquema tendría que dar por lo menos una hora para la comida o 2 como hacen las oficinas gubernamentales, pero estando el empleado cautivo dentro de sus instalaciones, con 30 minutos es suficiente. Eso, por supuesto, es muy positivo para no afectar el ritmo de la producción.
El servicio de transporte
En cuanto al servicio del transporte, además de que le quita una responsabilidad al Gobierno y los camiones que usa para mover a los obreros son viejos e inseguros, el trabajador debe salir de su casa hasta una hora y media antes de su entrada para que el autobús lo recoja, ya que el recorrido puede tardar hasta una hora o dos desde su casa hasta la fábrica. El trayecto de regreso consume un tiempo similar, de manera que en términos prácticos el obrero debe ocupar en promedio 10 horas de su día para cumplir con el trabajo.
El documento difundido por Jusidman hace 5 años planteó la hipótesis de que la acelerada transformación de la vida económica de Ciudad Juárez, provocada por la adopción del modelo maquilador, tuvo un efecto devastador.
Demanda de tiempo
Además de los efectos nocivos por la precariedad de los ingresos que perciben los obreros, Jusidman planteó un deterioro brutal en la estructura familiar provocado por la alta demanda de tiempo de la industria y las pocas posibilidades de crecimiento que tienen quienes participan en ella.
Poca movilidad
Testimonios recabados por NORTE entre obreros de al menos 4 plantas maquiladoras confirman que hay empleados que tienen de 10 a 20 años de laborar en las líneas de producción y no han subido de puesto ni incrementado sus ingresos.
Una gráfica incluida en el estudio de Jusidman, denominado “El colapso de la economía del cuidado en Ciudad Juárez”, indica que a partir del año 1996 el nivel del salario mínimo real promedio aquí es de 10 pesos por día, tomando como base el poder adquisitivo de 1994.
“En diversos estudios realizados sobre las actividades económicas de la población en Ciudad Juárez mediante entrevistas y grupos focales con trabajadores de las maquillas, se encontró que muchos de los trabajos realizados eran rutinarios, poco diversificados y no requerían de calificación para ejecutarlos; que para alcanzar mejores retribuciones había temporadas donde los trabajadores podían permanecer horas extras y que sus horarios podían ser modificados de acuerdo a las necesidades de la producción o de la demanda de los productos”, indicó el trabajo de investigación de Clara Jusidman.
Segundas, un ingreso extra
Es común que en esta frontera los obreros y obreras de maquiladoras que usualmente laboran de lunes a viernes utilicen los sábados y domingos para poner tendidos de artículos usados, para completar sus ingresos. Esta vendimia de fin de semana es conocida popularmente como mercados de segundas y se instalan prácticamente en todas las zonas de la ciudad.
Los bajos ingresos en las maquiladoras fueron fuertemente criticados a mediados del año pasado por diferentes actores de la vida pública, entre los que destacó el gobernador César Duarte, quien en la toma de protesta de la Cámara de Comercio el 17 de junio de 2015, dijo que las empresas que vinieran a buscar salarios de 600 pesos a la semana, mejor no vinieran.
“Mejor les daremos las gracias, porque generan más problemas que beneficios a la ciudad”, afirmó.
Especialistas en economía, como el profesor Isaac Sánchez Juárez de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, afirmaron en distintas entrevistas con NORTE que el modelo maquilador ciertamente estaba generando mucho empleo, pero los niveles salariales continuaban por debajo de la línea de bienestar.
Y descontrolados los aumentos
Incrementos de un 20 hasta un 106 por ciento se detectaron en productos de consumo corriente, como tomate, papa y huevo, en comercios de esta frontera de octubre de 2015 a enero de 2016, reveló el subdelegado de la Secretaría de Economía, Carlos Castruita.
En dicho periodo la depreciación del peso frente al dólar ha sido significativa, pasando de 17 a 18 pesos por uno.
Sin embargo, estadísticas del Inegi confirman que no se ha presentado un impacto en la inflación. Esto significa que algunos comerciantes han aprovechado la situación para especular y subir los precios de los productos, aunque en la realidad sus costos no se hayan incrementado en la misma proporción.
En el periodo de referencia el producto que más se incrementó fue el tomate con un 106 por ciento, seguido por la papa con 50 por ciento y el huevo con 20 por ciento de aumento. Solo la zanahoria tuvo un ligero decremento, al bajar un 4 por ciento.
De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), los precios promedio actuales de dichos productos son el kilo de tomate a 24.08 pesos, el kilo de papa a 9.81, el de zanahoria a 11.14 y el cartón de 24 huevos se vende en 46 pesos.
Los incrementos
Tomate 106%
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Papa 50%
Huevo 20%
Zanahoria -4%
con información de: Norte Digital