Aunque el proceso electoral local, se inició formalmente el pasado 13 de septiembre, ya están corriendo los tiempos para todos los aspirantes a puestos de elección popular, los tradicionales y los independientes. De manera especial, llama la atención la participación de los candidatos independientes a munícipes y diputados locales, cuya ley fue publicada apenas el pasado 12 de junio del año en curso en el Periódico Oficial del Estado. Aunque el movimiento de los llamados independientes, se ha desinflado bastante, aquellos que insisten en buscar puestos de elección popular, sin tener que depender de un partido político, deberán conseguir la legislación correspondiente. Y mucho cuidado, porque la ley que regula las candidaturas independientes, es relativamente breve, consta de apenas 65 artículos y cuatro trasitorios, pero está llena de “candados”, de forma tal que cualquier descuido puede impicar la cancelación de las aspiraciones de los aspirantes. Definitivamente, los novatos de la política tendrán que experimentar que esto no es simplemente atracción por el cargo. Deben contar, entre sus asespores de cabecera, contadores y abogados, que vigilen sus pasos, a fin de que no pierdan el camino y con ello la oportunidad de contender en este prceso electoral. No va a ser lo mismo, candidato partidista, que independiente. Los partidistas cuentan con una estructura definida y experiencia. En cambio, los independientes, carentes de experiencia, y de recursos suficientes, tendrán que experimentar en cabeza propia lo que implica un proceso electoral. En las elecciones intermedias del 2015, aunque lo intentaron, los bajacalifornianos se quedaron con las ganas de participar. Ni un solo bajacaliforniano alcanzó las condiciones para ser cosiderado como independiente. Esto le dió oportunidad a los panistas de “barrer” con todas las diputaciones en juego. En otras partes del país, hubo independientes que lograron vencer a panistas y priístas. El caso más sonado fue el de Jaime Rodríguez “El Bronco”, quien como independiente llegó a la gubernatra de Nuevo León. A partir de eso, muchos mexicanos ya no quieren quedarse con las ganas de hacer el intento de contender en un proceso electoral, sin tener que depender de algún partido político. Al principio, en Baja California, y en especial en Tijuana, surgieron muchos presuntos “broncos”. Pero les ganó la “soberbia” y el individualismo. La egolatría no les permitió que se diera un movimiento solidario a favor de un candidato en especial. El movimiento no ha desaparecido, pero casi se desvaneció cuando tuvieron que reconocer que lo “bronco” no les alcanzaba para pronunciarse por uno de ellos, y al final, la mayoría resultaron ser políticos reciclados, desecho de los partidos políticos. No obstante, es evidente que la participación de los independientes va a mostrar a todos, que esto de los procesos electorales no es algo sencillo. Y al final, les afectará a todos. Son tan pocos los electores que acuden a las urnas, Baja California fue el Estado que registró mayor nivel de abstencionismo. El 70.4 % de electores no acudió a las urnas. Si a eso le agregan que además de los candidatos partidistas, se agregarán los independientes, será muy reducido el numero de votos a repartir. Y aunque las encuestas han registrado una alto porcentaje de simpatizantes por los candidatos independientes, ninguno de los aspirantes, por esa vía, tiene el perfil para que acapare votos. En especial, si los independientes no representan un movimiento sólido, en favor de determinada persona. En el caso de la alcaldía de Tijuana, evidentemente habrá muchos “tiradores”, independientes y partidistas. Lo que dará lugar a que la votación en general, resulte totalmente fracturada. Claro, nadie puede cantar victoria, anticipadamente. Ni los propios partidos pueden presumir triunfos, basándose en su voto duro. Todos los militantes partidistas andan desorientados, en espera de que alguien les oriente y garantice cuál de todos será “El tapado”. Sobre todo, llama la atención que la ley de los idependientes representa innumerables “candados”. En varios casos, una violación a las codiciones establecidas por la ley que regula las candidaturas independientes, puede implicar la cancelación de la candidatura. Esta es una tarea sumamente difícil para los independientes. Aún es tiempo de que “le midan el agua a los camotes”. Al principio, los dirigentes de los diversos partidos políticos, observaban con preocupación el movimiento. Pero luego se relajaron, al observar que los propios independientes se encargarían de hacerse pedazos. Que les falta mucho para alcanzar el nivel o condición de políticos, para participar en una contienda electoral. Así es que, con precaución y con la ley en la mano, los independientes pueden llegar lejos. Al menos lo suficiente para advertirles a los partidos que les pusieron un gran susto. El proceso está en marcha.
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