- Ocho días después del trágico feminicidio de la jovencita de 14 años, estudiante de la Secundaria Francisco I Madero, su mamá concedió una entrevista a VERAZ INFORMA.
Ariday anhelaba ser una boxeadora profesional famosa y aunque su sueño se apagó, ella sigue brillando en los corazones de quienes la recuerdan como una niña sonriente y bondadosa, compartió su mamá, Ibeth Rentería.
La madrugada del 18 de septiembre, Ariday Rendón Zamora fue asesinada cuando dormía junto a su hermano de 9 meses de edad, en su casa ubicada en la colonia La Viñita en Tecate, Baja California.
Ocho días después del trágico feminicidio de la jovencita de 14 años, estudiante de la Secundaria Francisco I Madero, su mamá concedió una entrevista a VERAZ INFORMA.
¿Dices que no entiendes por qué sucedió esto? En el homenaje que le hicieron en su secundaria se demostró el cariño que le tenían a Ariday.
Donde sea que ella llegara, siempre se hacía la diferencia porque tenía mucha luz, siempre estaba sonriendo, siempre trataba de ser bondadosa con las personas, de quitarse a veces el pan de la boca por dárselos, o un suéter si tenían frío.
No me cabe en la cabeza de dónde puede venir esto, quién le pudo hacer tanto daño a Ariday de esa forma, llegar a su casa, porque sabían bien que ninguna otra parte la podía encontrar.
¿Cuál es el recuerdo más bonito que tienes con Ariday?
Todos, todos son bonitos, Ariday nunca estaba de mal humor, hasta en un momento he llegado a pensar que ella solo fue un ángel temporal, he llegado a pensar que Dios nada más me la mandó esos 14 años por una razón, por haberme enseñado a ser madre joven, a trabajar desde joven, a no rendirme.
¿No te vas a callar hasta que haya justicia?
No voy a parar, no voy a descansar, ni siquiera pienso regresar a trabajar hasta que yo no sepa quién fue, por qué fue y que sepa que está en un lugar resguardado, pagando por lo que hizo.
Creo en Dios, creo que por algo se cumplió su ciclo de vida de mi hija, pero también tengo que hacer justicia, porque, aunque su cuerpo no esté aquí presente, existe su energía, su alma y es algo que yo me llevo, es algo que me tiene aquí porque, aunque suene muy loco, yo la sigo sintiendo dentro de mí.
Sentía algo de mí que quería salir corriendo y no saber de nada, pero la otra parte era cómo vas a hacer eso, cómo vas a dejar que un sujeto ande suelto así, haciéndosele fácil entrar a cualquier casa, a agredir a cualquier persona.
Temo también por la vida de lo demás jóvenes, no nada más de la mía y la de mi familia, porque sé que mi hija no hizo nada malo, sé perfectamente que fue por alguien que le tenía coraje, porque ella no se involucraba en nada malo. Todos los alumnos de la secundaria hablaron maravillas de ella, maravillas.
¿Un mensaje final que quieras compartir?
No le deseo este dolor a nadie, es como una llaga en tu pecho, como un golpe que te están a cada rato aplastando, aplastando y no se te quita ese dolor y aunque suene inexplicable sé que Dios sí existe porque estoy teniendo una fuerza, que, yo al conocerme a mí, quizás yo hubiera hecho ya algo con mi propia vida o estuviera hundida en depresión.
No te voy a negar que llega la noche y es cuando vuelvo a la realidad de saber que no está, pero me despierto y hay otra fuerza más grande y todos los días está siendo cada vez más grande esta fuerza, siento como si Ariday estuviera orgullosa de lo que estoy haciendo.
Observo todo lo que está en Redes Sociales, que tan lejos ha llegado Ariday, ella me decía: ‘quiero ser una boxeadora profesional, yo quiero ser famosa’, y le digo: ‘hija no era la forma, no era la forma en que te conocieran así’, pero todo tiene un porqué y en algún momento lo voy a saber, en algún momento voy a saber qué es lo que Dios quiere que yo aprenda de esto porque nada es coincidencia, todo pasa por algo.
Gracias por estar llevando el nombre de mi hija tan alto, porque querer también hacer justicia, por estar interesados; a la Fiscalía que está haciendo su trabajo, que han estado pendientes hasta ahorita de todo; a mi abogado, a todos, Ariday está haciendo una labor muy grande con todos, con cada uno de nosotros.
Lo único que me consuela es saber que yo también algún día voy a estar allá, que no me voy a quedar aquí en la tierra.