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Etiqueta: es malo

Exceso de licuados no es bueno para la salud: IMSS

 El abuso en el consumo de licuados genera trastornos metabólicos que van desde desnutrición, obesidad  y diabetes,  hasta hipertrigliceridemia, ya que un licuado no sustituye los alimentos que requiere el organismo, por lo que es importante  no basar la alimentación en su consumo, sobre todo en el desayuno ya que se corre el riesgo de padecer desnutrición proteica, señaló el doctor Óscar Castro Guevara, director de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) número 38 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en San Luis, Río Colorado, Sonora.

 Castro Guevara explicó que en la actualidad se cree, de manera errónea, que omitir de manera cotidiana una de las comidas diarias y sustituirla por licuados o jugos,  ayuda a bajar de peso sin poner en riesgo la salud.

Sin embargo, realizar alguna acción de supresión de alimento es empezar un trance al exterminar nutrimentos indispensables para la alimentación, tales como grasas y proteínas.

Aunque los licuados y jugos proporcionan una buena cantidad de nutrientes, principalmente carbohidratos, vitaminas y minerales, no debe abusarse de su consumo para reducir peso.

 Éstos se pueden incluir en la dieta diaria, aunque la recomendación es que sea tan sólo un vaso de 240 mililitros. Además, debe considerarse el uso de edulcorantes sea azúcar o miel, cuyo consumo deben evitar quienes padezcan diabetes.

Resaltó que lo ideal es incluir el jugo o licuado como parte de la dieta. Si se trata del desayuno, beber el preparado, pero consumir también cereal, fruta (sin licuar para el aprovechamiento de la fibra) o verduras y por supuesto, evitar los productos industrializados con elevado contenido de grasas y azúcares simples.

 Por último, el titular de la UMF número 38 exhortó a las personas que llevan a cabo las denominadas jugo-terapias, muchas de ellas utilizadas para bajar de peso, que lo hagan bajo una estricta supervisión médica porque podrían verse afectados por n

Cavilaciones: ¿Es malo no saber memorizar?

 

Los expertos dicen que la evolución de nuestra capacidad cognoscitiva no es algo inevitable. No está garantizada. Se preocupan hoy más que hace diez años porque los jóvenes de hoy ya no necesitan memorizar ni ejercitar sus cerebros como lo hacían antes todos los humanos. ¿Qué necesidad hay de memorizar si todo lo que deseamos saber está a nuestro alcance instantáneamente en este mundo interconectado a través del Internet?

 

Hasta el siglo XV, a los afortunados que recibían una educación se les enseñaba a memorizar cantidades enormes de información. No era inaudito que personas pudieran recitar libros enteros. Me sorprende con frecuencia que cuando platico con mi padre, quien acaba de cumplir 97 años, me pueda recitar pasajes enteros de poemas que aprendió hace décadas. Yo solo recuerdo algunas palabras de algunos escritos que me gustaban mucho: “Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar….”, de Gustavo Adolfo Becker. O: “Pues bien, yo necesito decirte que te adoro, decirte que te quiero con todo el corazón..”, del famoso Nocturno a Rosario de Manuel Acuña. Y hasta ahí me acuerdo nada más.

 

Al principio, los humanos transmitían sus ideas y creencias oralmente, lo cual hacía necesaria la memorización. Hace 600 años existían libros escritos que reproducían a mano monjes en cuartos llamados scriptoriums. Solo los ricos tenías acceso a estos libros manuscritos. En 1439, Johannes Gutenberg, al inventar la imprenta, permitió que eventualmente los libros fueran accesible para todos y por lo tanto pasó a ser menos importante la habilidad de memorizar. A través de los siglos fuimos perdiendo paulatinamente nuestras memorias.

 

El Internet y las redes sociales, en un tiempo muy corto, han causado cambios de mucho mayor importancia del que causó la imprenta. El cambio no es que los libros impresos vayan a desaparecer como muchos lo predicen. Aunque esto sucediera, todavía existirán para siempre los libros digitales.

 

El primer impacto es que toda la información del mundo está disponible en línea. Esto significa que si nuestros cerebros necesitaban memorizar porque no había otra opción, hoy no hay motivo para hacerlo. Al menos que la tecnología esté haciendo que nos olvidemos hasta de nuestro sentido de orientación. Hay muchas aventuras en todo el mundo de personas desafortunadas que guiadas por el GPS de sus autos terminan en lugares a horas distancia de su destino deseado. Probablemente esto no les pasaría si usaran un mapa impreso.

 

Los buenos nadadores hacen pesas para mejorar su desempeño. ¿Qué tal si memorizar es un ejercicio necesario para que las otras funciones de nuestro cerebro funcionen bien? ¿Qué tal si es como hacer pesas con nuestro cerebro? Si es así, dejar de memorizar disminuirá nuestro desempeño.

 

El segundo impacto es la rapidez del cambio. Sucedió todo tan rápido, que no ha habido el tiempo necesario para estudiar cuál es el verdadero impacto de exportar nuestra memoria a la nube. A lo mejor no pasa nada, como sucedió con la imprenta. A lo mejor solo es el miedo natural a los cambios. ¿Pero, y si no es así?

 

 

El autor es egresado del Tecnológico de Monterrey y Doctor en Ingeniería Eléctrica y de Computación de la Universidad del Estado de Nuevo México.

 

www.cavilaciones.com

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Cavilaciones: ¿Es malo ver televisión?

Últimamente la mayoría de las conversaciones con mis familiares y amigos encuentran su camino a la pregunta: “¿Ya viste la serie de televisión X?”. Sustituyan la X con El Señor de los Cielos, House of Cards, Game of Thrones, Club de Cuervos, El Gran Hotel, o cualquier otra serie.

Esto me hace sentir que estoy viendo más televisión que antes y no entiendo por qué esto me hace sentir culpable. Tal vez porque cuando era niño me decían: “¡Ya apaga la televisión! ¡Ponte a leer o a hacer algo de provecho!”.

¿Es malo ver televisión? Si alguien trabaja, cumple con sus obligaciones familiares y sociales, hace ejercicio y vive una vida generalmente sana, ¿qué tienen de malo ver en las noches dos o tres horas de programas?

Una gran parte de los argumentos de las películas y series de televisión se basan en obras literarias. ¿Cuál es la diferencia entre leer los libros de Harry Potter o ver las películas? No veo cuál sea. Los jóvenes esperaban ansiosos el siguiente libro de la serie de la autora J.K. Rawlings porque estaban “picados” por saber cuáles serían las siguientes aventuras del pequeño héroe con espejuelos. Después hacían colas para entrar al cine a ver la película basada en lo que ya habían leído. ¿Qué hubiera pasado si la película se estrenara al mismo tiempo que el libro? ¿Todavía lo leerían?

Puede ser malo ver mucha televisión pero no porque el contenido sea estúpido, aunque a veces lo es. Varios estudios estiman que si eres mayor de 25 años, cada hora que ves televisión disminuye tu expectativa de vida aproximadamente 22 minutos. Si ves 4 horas de televisión diarias, cada año pierdes 22 días de tu vida. Cada 16 años pierdes un año entero.

Pero no es la falta de talento de los actores, ni los anuncios, ni los argumentos, ni oír el lenguaje florido de El Señor de los Cielos lo que nos acorta la vida cuando vemos televisión. Para la mayoría de nosotros ver televisión significa estar postrado en un sillón por largos períodos de tiempo. La falta de actividad física incrementa el riesgo de las enfermedades del corazón, de la diabetes tipo 2 y de algunos tipos de cáncer. Esta inactividad es también una de las causas principales de la obesidad y de todas sus consecuencias.

Un reciente estudio español demostró que la misma falta de actividad cuando manejas un auto o estás enfrente de la computadora por horas no causa los mismos efectos que cuando ves la televisión. La causa de esto es un misterio.

No tiene nada de malo ver televisión si te levantas con frecuencia a hacer algo que no sea ir al refrigerador a ver qué encuentras. Una recomendación dice que escondas el control remoto para que tengas que levantarte a cambiar el canal o a ajustar el volumen. No es buena idea porque las televisiones modernas no tienen botones accesibles para hacer esto. Me despido porque ya va a empezar el siguiente capítulo de mi serie favorita.

El autor es egresado del Tecnológico de Monterrey y Doctor en Ingeniería Eléctrica y de Computación de la Universidad del Estado de Nuevo México.

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