Adolescentes ignoran el peligro de consumir bebidas energetizantes
El 68% de las personas que consumen bebidas energéticas son adolescentes y más de la mitad de estos las mezcla con alcohol; las consecuencias se ven reflejadas en un mayor número de infartos y daños en riñones e hígado, informó María Antonieta Uruchurtu Ahumada.
La especialista en nutrición detalló que la creación de estos líquidos fue principalmente para deportistas que necesitaran incrementar su energía luego de largas jornadas de entrenamiento.
Al ser de venta libre y económica, la ingesta de bebidas energéticas comenzó a ser excesiva y por tiempos muy prolongados; actualmente las beben adultos, jóvenes y niños de muy corta edad.
“Son para momentos muy necesarios, no todos los días ni por tiempos prolongados; no hay una norma que te diga que realmente puedes consumirlo en tal cantidad, lo que ha hecho muy común que los jóvenes, adolescentes y hasta niños las estén consumiendo.
“Si el uso es prolongado y excesivo, como se está notando últimamente, sí puede causar algún exceso de cafeína, glucosa o electrolitos, que si no los gastaron, no necesitan más; y si las toman como si fuera agua, puede forzar más los riñones”, acentuó.
¿Realmente las bebidas energéticas pueden tener esos efectos en el organismo?
“Sí, tienen un efecto estimulante del sistema nervioso central, que se traduce en la sensación de energía para realizar alguna actividad. Su consumo está principalmente asociado a la vida nocturna, al deporte y actualmente al cotidiano mundo laboral y estudiantil, transformándose en la categoría de las bebidas refrescantes que más crece en el mercado desde el año 2012”, explica Stefanie Chalmers, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico.
Los riesgosos efectos secundarios
La nutricionista advierte que la ingesta regular de bebidas energéticas puede ser muy perjudicial para la salud y que por ello los consumidores deben estar bien informados y saber que, además, el ‘efecto rebote’ puede llegar a ser muy grande.
“Las bebidas energéticas no solo aportan ‘energía’ (calorías), sino que además contienen sustancias estimulantes del sistema nervioso central como la cafeína, que se vincula con un efecto rebote o depresor luego de unas horas de su consumo. Es por eso que el estudiante o trabajador que desea usar estos refrescos debe considerar ese efecto no deseado. O sea, que después de rendir un examen o luego del trabajo no puede irse conduciendo a su hogar, porque hay un porcentaje de riesgo”, recalca la especialista.
El consumo excesivo de bebidas energéticas puede tener una gran variedad de efectos adversos, principalmente generados por su alto contenido de cafeína. Según estudios realizados en la Universidad Johns Hopkins, su ingesta desproporcionada ocasionaría cambios en el ritmo cardíaco, aumento de adrenalina, deshidratación, gastritis, daños y alteraciones en nervios y riñones, entre otros. De hecho, a principios de este año, la joven británica Dion Parratt contó vía Facebook que sufre problemas al corazón debido a pasar su infancia bebiendo de cuatro a cinco latas diarias de estos líquidos energizantes.
“Los efectos nocivos del consumo de cafeína a corto plazo pueden darse a cualquier edad. Dentro de ellos está la dependencia que puede causar, el riesgo cardiovascular y las consecuencias neurológicas asociadas a ingestas que bordean los 550 mg/día, lo que podría conducir a repercusiones graves inmediatas en personas susceptibles”, asegura la nutricionista.
Una bebida energética es la “bomba” de múltiples componentes como carbohidratos, proteínas, lípidos, vitaminas, minerales y aminoácidos.
Entre los ingredientes de una bebida energética, es la cafeína la que más daño hace, sobre todo en los adolescentes. En promedio, una lata de este producto puede tener entre 80 y 100 mg de cafeína, sin sumar las no incluidas en la lista total, procedentes de aditivos tales como guaraná, nuez de cola o mate.
“La cafeína es un alcaloide y su consumo no es recomendado antes de terminar el desarrollo del organismo, por lo que estudiantes adolescentes podrían obtener perjuicios a largo plazo por su consumo. Se recomienda que de ser necesario su consumo, la dosis diaria no supere los 100 mg.
En el caso de los adultos, el máximo de cafeína al día es de 300 mg/día, por lo que, sumando los otros elementos incluidos en una bebida energética, pueden consumir máximo una lata al día”, recomienda la nutricionista.
Otro de los elementos que hay que tomar en cuenta es la taurina sintética. Hay unos 1000 miligramos en cada lata de una bebida energética. “La taurina es un aminoácido que el organismo utiliza abundantemente en situaciones de estrés y durante la actividad física. Se recomienda no superar la ingesta de 100 a 150 mg/día en un adulto. La taurina está presente en los alimentos ricos en proteínas como los huevos, leche, carnes y las algas, y además el organismo es capaz de producir taurina, por lo que bajo condiciones fisiológicas su consumo concentrado en bebidas no es necesario y hasta podría ser riesgoso”, apunta la experta.
Por último, la docente advierte sobre la combinación mortal entre el alcohol y las bebidas energéticas. “El consumo combinado de bebidas estimulantes (energéticas) con bebidas depresoras (alcohólicas) puede fomentar un consumo excesivo de alcohol, imprimiendo una falsa sensación de control y sobriedad, manteniendo falsamente equilibrado el funcionamiento orgánico y corporal en los límites máximos de tolerancia, lo que es un riesgo para cualquier persona saludable y, más aún, para quienes sabiéndolo o no, tienen mayor riesgo cardiovascular o son portadores de enfermedades”, concluye la nutricionista.
Fuente: La Crónica/ 24 horas