Iglesia mata de hambre a bebé para “sacarle el demonio”
Benjamín era un pequeñito frágil e inocente que vivió un calvario cuando vivía con sus padres al norte de Texas. Hoy sus restos descansan en el estado de Puebla en México.
Esta cruel historia comenzó en el 2015 cuando Aracely Meza, una pastora y “seguidora de Dios”, ordenó que el pequeño Benjamín, de apenas dos años de edad, pasara casi un mes en ayuno estricto para “sacarle el demonio”.
Fue sometido a ayuno extricto por ‘sacarle el dominio’
El hecho conmocionó a toda la comunidad y las autoridades intervinieron de inmediato. La fiscalía argumentó que Meza no buscó atención médica para Benjamín cuando comenzó a perder peso y presentaba claros signos de desnutrición.
El pequeño murió poco después de que la pastora exigiera a sus seguidores no darle comida al niño, por lo que fue sentenciada a 99 años de cárcel en Dallas.
En cuestión de minutos, un jurado la encontró culpable de causarle un grave daño corporal a un menor de 14 años. Así que Meza recibió la condena máxima por ese cargo.
El inhumano crimen ocurrió en marzo pero de hace tres años. La mujer se presentaba como pastora y profeta de la Iglesia Internacional Jesús es el Rey, que estaba instalada en una residencia de la ciudad de Balch Springs.
En el juicio se presentaron horrorosos videos del maltrato que sufrió el bebé. Entre ellos estaba un “rito de resurrección” cuando cayó muerto.
Agentes de la Policía se presentaron en la casa luego de recibir una denuncia anónima y los testigos afirmaron que Benjamín había perdido la vida luego de que lo dejaran sin comer por muchos, muchos días.
Sin embargo, los padres del menor se llevaron el cuerpo a México sin que las autoridades en Dallas supieran sobre eso.
En el juicio, la defensa de Aracely presentó un acta de defunción emitida en Puebla que relataba que “ Benjamín falleció de trauma en el cráneo, el abdomen y el tórax”, pero la juez no aprobó la validez de ese documento.
Aracely Meza, de 52 años, no fue acusada de homicidio, sino de haber causado daños físicos de gravedad al niño, intencionalmente o por negligencia.
Nadie pidio ayuda cuando vieron que el menor estaba desnutrido y sin capacidad para sostenerse por sí mismo. Nadie, ni siquiera sus padres, admitieron los testigos.
Al menos siete adultos y 10 niños vivían en el “centro de rehabilitación”.
Fuente: Debate