La escalada de violencia que ha sufrido México en el último año se ha recrudecido a tres meses de las elecciones presidenciales, golpeando especialmente los estados de Baja California Sur, Guerrero y Baja California. Hoy, México tienen la octava tasa más alta de homicidios de todo el continente americano y ya alcanza las 24 muertes por cada 100,000 habitantes. En el último año, la violencia por armas de fuego se elevó un 36%, hasta el punto que el 69% de los homicidios han sido cometidos con este tipo de arma.
Según el informe Indice de Paz de México 2018, elaborado por el Instituto de Economía y Paz, 28 de los 32 estados mexicanos se han visto afectados por la oleada de violencia, aunque no todos de igual manera. El estudio analiza los estados más violentos del país teniendo en cuenta varios índices, entre los que figuran la tasa de homicidios. El informe de este año apunta que la brecha entre las regiones más pacíficas y las más conflictivas se agrandó en el últimos años, demostrando “la creciente desigualdad en términos de paz” que sufre México. La organización ha realizado una clasificación de los estados más violentos del país, en las que Baja California Sur, Guerrero y Baja California son los tres que salen peor parados.
El estado con capital en La Paz encabeza la ‘lista negra’ debido a un importante aumento del número de homicidios. Según apunta el Instituto de Economía y Paz, la detención de “El Chapo” Guzmán ha provocado que los cárteles del sur hayan intentado “ampliar su influencia a lo largo de la costa”. La lucha de poder entre las organizaciones criminales ha provocado que la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes se haya disparado de 34 en 2016 a 94 el pasado año.
Tras Baja California Sur se encuentra el estado de Guerrero, con una tasa de homicidios de 69 por cada 100,000 habitantes. La región, no obstante, ha logrado frenar su tasa de homicidios con violencia y los crímenes de la delincuencia organizada, según apunta el informe. El podio lo completa Baja California, que se ha visto salpicada por la guerra de cárteles que ha estallado en Baja California del Sur. La Organización Arellano Félix (OAF) y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) han emprendido una batalla por el negocio del contrabando en la ciudad de Tijuana, lo que ha disparado la tasa de homicidios desde 36 a 64 por cada 100,000 personas. El 90% de las muertes en Guerrero se llevaron a cabo con armas de fuego.
El ‘top 5’ de la lista lo cierran los estados de Zacatecas y Colima. Este último tiene la mayor tasa de homicidios en todo México, con 106 muertes por cada 100,000 personas. Según señala el informe, el estado, que se encuentra en la frontera del territorio controlado por el CJNG y el cártel de Sinaloa, ha sufrido una escalada de violencia en el último año. Ambas organizaciones han aprovechado la pasividad de las autoridades para gozar de una “alta tasa de impunidad” en todo el territorio. Por último, Zacatecas ocupa el quinto puesto, de la lista debido al incremento de los crímenes por delincuencia organizada, que escalan un 24% en el último año, pasando de 61 a 145 delitos por cada 100,000 habitantes. La tasa de homicidios se mantiene relativamente baja, con 33 muertes por cada 100,000 personas.
En el lado positivo de la balanza se encuentran los estados de Yucatán, Tlaxcala, Campeche, Chiapas y Coahulia, que tienen los mejores índices de violencia de México. Yucatán logró reducir un 23% la tasa combinada de robos, asaltos y violaciones, y logró reducir su media de homicidios a 2.2 muertes por cada 100,000 habitantes En segundo lugar se encuentra Tlaxcal, con 8 homicidios por cada 100,000 personas, una de las cifras más bajas de México. Según apunta el informe, “la mejora en la metodología de denuncia de los delitos” ha provocado la caída del dato.
El podio de los estados más pacíficos lo completa Campeche, con una tasa de 6.3 muertes y una caída del 18% de la cifra de homicidios. Chiapas y Coahulia ocupan la cuarta y el quinta posición de la clasificación confeccionada por el Instituto de Economía y Paz, con una tasa de 10.5 y 8.25 por cada 100,000 personas respectivamente, debido, según apunta el informe, a la exitosa política carcelaria llevada a cabo por ambos estados.